Mi Mujer Esqueleto
- Ancko (MAMUM)
- 31 oct 2019
- 3 Min. de lectura
Sigo sin entenderla muy bien, y creo que aún me acompaña, sé bien que ella sabe mejor que yo todo lo que sucede. Este será el primer escrito, de dos partes, que le debo a La Mujer Esqueleto.
Casi de Mala gana tomó el libro de Clarissa Pinkola para encontrarme a la Mujer Esqueleto, su cuento me hace eco, y sé por qué lloró mientras descubro al son de las letras mi versión de la Mujer esqueleto. Sin mas, les dejo aquí la primera parte de nuestro encuentro:
Él y ella deciden ir de pesca un día,
parecía ser lo más lógico para ese tiempo,
El aire era tan gélido como su relación en este momento,
pero ella pensó que arrastrándolo con ella en esa vieja balsa, no tendría excusa para seguir huyendo.
Ambos seguían agarrandose las manos, ella indicando el camino, él mirando al lado contrario,
ella arrastrando a un amor que no quería estar a su lado,
Y cual colgado en el tarot, ella se cansaba de la misma posición, sostenerle la mano ya pesaba.
"Tengo algo", grita él con la esperanza de que lo que sea que haya pescado, ponga en ella una sonrisa que la distraiga de tanto pensamiento, él ya se cansó de pensar.
Ella ayuda a jalar la caña, parece más pesado de lo que pensaban.
Pronto ven salir a la mujer Esqueleto, ella se queda sorprendida viéndola,
él rema la balsa, a todo lo que da, mientras se dirige a tierra firme, con el esqueleto enredado en la proa y... ¡vaya! el hilo también la ataba a ella a este infernal esqueleto.
Al llegar a la orilla él sale corriendo despavorido, ella... por su parte, queda aterrada y sola, atada a este barco, con el esqueleto mirándole de frente;
él... ni siquiera tendrá el valor de mirar atrás, ni el miedo dejó que razonará sobre la decisión que tomaba,
Dejaba atrás a lo que sus palabras decían antes era "su vida", dejó a su vida enfrentando a la muerte, sola.
Ella en la balsa no podía moverse, de miedo, de tristeza, de rabia, de cólera, mientras miraba al esqueleto, solo podía gritarle, necesitaba a alguien que la salvara.
"ALGUIEN, ALGUIEN", y en respuesta: "NADIE, NADIE".
Aquella noche ella lloró y gritó y al darse cuenta que el sol asomaba, entendió que no había nadie quien la salvara del esqueleto,
Bajó de la balsa, y se va cargando con el esqueleto, aún enredado a ella.
Ya no había objeto en correr, ya llevaba a la muerta a costas,
sus pasos lentos, como quien no quiere llegar a casa, sintiendo que no tiene una,
entra en su iglú, corta la soga que la une a su muerte y esta cae cual saco de huesos en frente de la pequeña entrada.
Y aquí, en esta cueva en donde no se sabe cuando es de dia y cuando es de noche, comienza una larga y cansada agonía para ella.
Ella quiere buscarlo a él, pero la muerte está frente a su puerta.
Ella quiere saber por qué él la abandonó, pero los asquerosos huesos están frente a su puerta.
Ella quiere una explicación, PERO ESE HORROROSO CADÁVER ESTÁ FRENTE A SU PUERTA.
La muerte estaba cortándole el paso. Estaba encerrada y sin salida, con la muerte.
Una noche o dia, quien sabe, ve en la chica muerta algo, "¿estará incómoda?" y sólo así, por fin se acerca a ella, termina de quitarle a soga, ayuda a organizar sus huesos, entiende que han pasado ya mucho tiempo juntas,
Entiende que en ese tiempo lloriqueo tanto y la esqueleto sólo la miró,
Pataleo y la esqueleto sólo en silencio miró,
Maldijo y la esqueleto sólo en silencio miró.
Y pues, ella la armó mal, una vez,
dos veces,
tres veces,
No sabía nada de huesos, y a punta de ensayo y error aprendió del coxis, el periné, la mandíbula, la columna, uno a uno, ensayo y error.
Y un día cuando la tuvo enfrente y no tambaleaba, y todo estaba donde era, y sus huesos relucían, se quedó mirándola.
Te recuerdo que en este iglú no podían saber cuando salía y sol y se asomaba la luna. Así que todo esto lleva ella sin dormir, y justo ahora... está cansada, pero se rehúsa a dormir.
La mujer esqueleto la mira, sabe muy bien lo que sigue, ella... no sospecha nada, no sabe nada, pero no quiere dormirse, a pesar de su cansancio se rehúsa a dormirse.
Pasa más tiempo.... mucho más, ella sólo contempla al esqueleto, hasta que una noche, que ella de verdad siente que es de noche, le dice: "Estoy cansada, quiero dormir."
Escribo esto el dia de hoy para conmemorar mis noches en vela con La Mujer esqueleto, espero escribir su segunda parte cuando despierte.
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