top of page

Llamándome Lia

Es que seguro estaba feliz... tenía razones de sobra. Mi familia, mi madre, que había trabajado duro para convertirme en una niña perfecta, lo había logrado. Y ahora el príncipe me miraba, o bueno, me miraba su padre. Yo era la prometida de un adinerado burgués, ya no nos faltaria nada. ¡Que buen trabajo hizo mi madre!


Me reconocia en mi vestido largo lila y morado, con mis zapatillas rojas y mis calcetas blancas, mi cabello castaño rojizo, mi tez blanca y mis ojos cafes, mi sombrerillo, sabía que era perfecta, y lo era. Se olía a la imponente Venecia en época de Rococó, todo lo extravagante, las alhajas, las joyas, lo que pudieras presumir, los adornos en mi casa... En fin, paseo feliz por la plaza en busca de algo, ¿será té para la tarde? ¿Serán frutas? No se, pero tengo dinero para comprar algo, y todos los mercaderes me ven tan joven, casi bailando por la plaza y sonriendoles a todos, mi vida me sonreía a los 19 años.


Pero... no duraría mucho, no lo disfrutaría lo suficiente, porque adentrandome bajo ese puente de la plaza había un tumulto, las personas gritaban y corrían. ¡Ladrón! Y Antes de que me echara a correr con la gente, el sujeto se acerca a mi y ágilmente roba mi collar. Sin vacilar corró hacia donde esta mi carruaje, el sirviente me espera, y al tratar de entrar me detiene y me pregunta qué me pasó, y agitada, apurada y tratando de recuperar mi aliento le explico que me robaron, él me sostiene firmemente con ambas manos y me pregunta por la sangre en mi vestido. Miro hacia abajo, el blanco corset estaba teñido de sangre, estoy herida, en mi pecho hay una abertura, no siento el dolor sino hasta ahora, el chico insiste en llevarme al medico y alega: "Me matarán por no haberla cuidado", además de: "El príncipe no la querrá al verla así". Acepto. "Vamos al médico".


Nos encaminamos hacia una especie de bodega o rancho, me presenta al médico, le explica la situación, le da dinero, y el médico sostiene: "Que el príncipe la vea mejor cuando este bella, ahora mejor apartarse de su vista". Entiendo, muy erróneamente, que él tiene razón. Me quedo a su cuidado, me sutura la herida, me instalo en una cama, escribo unas palabras a mi príncipe, le digo que estoy bien y volveré pronto, sin explicar detalles, y paso la noche en aquel lugar, que solo hasta ahora me percato de su mal aspecto, huele un poco a rancio, hay un olor dulzón en el aire, sábanas blancas y sucias separan las camas, en donde hay personas muriéndose, ancianos descomponiéndose, personas que de noche hacen ruidos aterradores que develan su dolor. Yo me escondo bajo las sábanas y trato de ignorarlos, al fin y al cabo tengo 19 y la vida me ha estado sonriendo, voy a levantarme otra vez bella para poder volver.


Los días pasan y yo no me curo, no puedo ver mi herida, sólo puedo tocar, el médico dice que todo va bien, pero aun no me dejan volver, "aún no ha sanado, falta poco"dice. Le creo, aunque mi tacto dice lo contrario... esta piel ya no se siente como mi otra piel... pero no quiero aceptarlo, no quiero desanimarme, voy a estar bella de nuevo, y parecerá que nada pasó. Aunque el sirviente a dejado de venir por las cartas. Pero volverá, yo lo se. Aunque los otros aca me llaman loca, "Soy muy adinerada y estoy prometida con un gran hombre" les digo. "¿Y donde esta? alegan, ellos no creen, pero es verdad. Estoy prometida, tengo 19 y la vida me sonrie. Y solo estoy esperando a volver a ser bella para poder volver.


Ya no se cuantos dias han pasado, tengo fiebre, pero siento mucho frio también, el médico no ha vuelto, desde que estoy acá no he tomado medicinas, ya no siento mi herida, se que está infectada y horrible, inevitablemente moriré en esta cama apestosa, encorvada en esta esquina, y con las últimas fuerzas... trato de hacer algo por mi al final... me levanto de la cama y voy hacia la puerta del granero, empujo la gran puerta de madera y caigo. Delante de mí: el camino, unas tierras, la montaña, la luna, y yo aquí... muriendo. Moriré aquí. Pero no sin antes maldecir, con mis ultimo aliento lanzar mis puños hacia el piso, maldecirme por no decidir antes volver por mi misma, por creer, por esperar, ¿esperar a que Lia? Sentir que mi vida se acababa cuando por fin había decidido hacer algo por mi vida, no es justo vida, no es justo. La rabia, el odio, las lágrimas en los ojos y la pataleta de niña desengañada, así... así fue que morí; en el intento de vivir... fue que morí.


Siempre he decidido demasiado tarde.


Para mi adorada Lia, muchas gracias por dejarme conocerte.


Entradas recientes

Ver todo
La siguiente inhalación

Pero que contrariada me siento... Todas las veces que comenzamos a entendernos y terminamos siendo un código. No se me hacía fácil verlo,...

 
 
 
La pugna

No me avisaron que fuera tan ardúo el amor después del amor. No se me dijo que era una guerra. Sí, batalla tras batalla para seguir...

 
 
 
Besarte de madrugada

Por fin entiendo las palabras de Milan Kundera. cuando decía que dormir con una mujer y acostarse con ella son dos pasiones distintas....

 
 
 

Commentaires


Para ambos leernos, justo aquí:

¡Gracias, seguro estaré leyendo!

© 2023 by Train of Thoughts. Proudly created with Wix.com

bottom of page