Cata y Giova
- Ancko (MAMUM)
- 14 sept 2020
- 4 Min. de lectura
La memoria se hace especialmente relevante cuando se trata de buscar el origen de "¿Por qué soy como soy?". El punto clave entre la niñez y la adultez es justo ese; antes era fácil decir: "soy así porque sí", y desde hace poco tiempo ese "porque si" dejo de tener sentido y tuve que buscar en libros respuesta del... Cómo llegue a ser así. Obviamente fueron muchos hechos, y según Jung, los 6 primeros años de una persona forjarán evidentemente el cómo y el por qué será como será. Este es entonces parte de ese por qué y el amor que le tengo a ese cómo.
Nacida en una familia ya fragmentada,
Mamá y papá no estaban juntos cuando llegué, por lo cual me ahorraron el drama moderno de las separaciones, y empecé a ver la distancia como normal,
desde este pequeño hecho, ya me alejaba de la empatía hacia mis pares que en octavo lloraban la separación de sus padres.
Mamá tenía que trabajar, la enfermería ocupaba casi las 24 horas de su día,
por lo cual tuve innumerable niñeras, de todas las edades y de todas las profesiones,
jovenes, viejas, monjas, estudiantes, amigas de la amiga de la amiga de mami.
Por lo cual era evidente la necesidad de mi madre de llegar a casa y revisarme todo el cuerpo, costumbre que prolongó hasta mis 12, y que inconscientemente yo tambien le pedía, como si el "Revisame" fuera nuestra forma de decir: "Amame".
Dentro de tantos cambios de caras durante los primeros años, no tenía un vínculo muy estable con nadie, lo que generó que nunca diera el primer paso para entablar comunicación, los demás eran los que debían acercarse.
A eso de los 3 años Mami por fin conoce a alguien de confianza,
una familia conformada por 2 mayores y 3 jóvenes.
Mi nana sería la mamá de esa familia,
y mis niñeros ocasionales, serían los dos hijos menores, una adolescente de 18 años y un chico de 16.
Ninguno de ellos pensó que su intervención en mi vida forjaría un pensamiento y una actitud, para ellos... solamente era cuidar a una chiquilla.
Cata, la chica de 18, se convirtió en mi modelo a seguir: una chica grunge, que vivía los 90's al máximo, de cabello corto, amante del Juanes de la época y Nirvana.
Y Giova, el chico, era por lo pronto mi ideal de ley: anarquista, mechudo, amante de MTV, Metallica y System, lo más suave que escuchaba a escondidas era Coldplay.
Y por qué era Giova la ley? Fácil, Giova ponía las reglas que para mi eran relevantes en ese entonces:
-Nada de Barney
-Prohibido Discovery Kids
-Solo Cartoon Network y Nickelodeon
-Nada de tocar la Play 1 si no estaba en casa
-Cuidadito con los mega audífonos, que eran más grandes que mi cabeza y el disman.
Lo que se supone, según Jung, deberían ser papá y mamá, esos pilares del modelo a seguir y la ley, para mi eran dos culicados, solo un poco más razonables que yo.
¿Qué detonó todo ello?
Mi forma de ser entrada la adolescencia empezó a ser como la de Cata, la forma de vestir, la música que quería escuchar, mi forma de expresarme y ese apego a unos 90's que nunca viví pero que amaba como si esa fuera mi forma de decirle: "Te amo".
Las reglas de Giova, sin duda alguna, habían creado en mi una mentalidad muy distinta a los chicos de mi edad, es increible como se nota la diferencia, cuando en reuniones con mis primos, teniendo la misma edad, encontraba bobo que cantarán las canciones de "Las pista de Blue".
Sus reglas formaron mi humor, mi forma de pensar y me desconectaron de los de mis contemporáneos, porque a ellos no los encontraba divertidos, y siempre fui catalogada como "una niña tan madura para su edad"; no, no era madura para mi edad, solo no apreciaba lo mismo que ellos.
Evidentemente, de esta crianza inusual, viene ese pensamiento anárquico, apolítico. No decidí nunca eso, me lo enseñaron con una decisión simple: vamos a dejar que adolescentes críen a esta bebé.
Aprendí a amar una época que no viví
Unas caricaturas para chicos de 16
La música que para muchos era ruido
Una ley que se basada en leyes de convivencia autoimpuestas y negociables.
Un hombre ideal que iba en contra de los ideales "políticamente correctos"
Un ideal de perfección que se encontraba en la diferencia.
Una chica perfecta que no podría identificarse como "chica" fácilmente ante la sociedad.
Y un amor, que era amor mientras ellos estuvieran.
Cuando dejé a Cata y a Giova a los 5 años,
Me volví la chica extraña del salón,
la chica amiga de los chicos,
la callada que cuando tomaba confianza ya no eran tan callada.
Y aún hoy en dia, 20 años después de haberlos dejado,
reconozco, acepto y honró los valores que de ellos me viene,
la mentalidad que, sin saber, me dejaron,
y esta nueva forma de ver el mundo,
Inusual (como mi crianza)
Ingenua (como su joven edad)
y cambiante (como he sido testigo de verlos crecer durante 20 años conmigo).
Para mi, parte del verbo amar, es seguir recordando con orgullo;
Cata y Giova son ese recuerdo recurrente que genera solo paz y alegría,
Son el por qué de mi forma de ser, y el cómo de mi forma de amar.
Gracias, gracias, gracias.
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