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Ataques

Actualizado: 21 mar 2022

A pesar de ser diagnosticada con ansiedad desde el 2012, nunca había identificado lo que la gente llamaba "ataque de ansiedad", no eran más que pensamientos que no me dejaban en paz, solo ruido y nada más; con el tiempo se aprende convivir con el, Hasta el 2019.


En Marzo de 2019 estaba en una habitación, sola... Recuerdo haber visto una foto que me revelaba un secreto que ya sabia, pero que justo ahora se reafirmaba y era ya evidente. La primera sensación fue la rabia, me sentía tan tonta de reconocer por fin lo que ya intuía, me daba rabia no haberme hecho caso antes y estar comprobándolo así, justo ahora. Lo siguiente fue la oleada de calor por mi cuerpo, de pies a cabeza y como mis ojos no podían evitar llenarse de lágrimas. Lo siguiente fue darme cuenta que no estaba respirando, me forcé a inhalar, pero mi respiración era agitada, los latidos de mi corazón fuertes y acelerados, estaba casi jadeando sin poder ordenarle a mi cuerpo que inhalara profundamente. Estaba hiperventilándome, por lo que caí al piso, en una búsqueda desesperada de reacción de mi cuerpo. Trataba de decirme: "Siente el piso", pero sólo podía sentir lo frio que estaba, y como parecía desvanecerse la habitación entera al ritmo de mi respiración, es decir, muy rápido. Mi visión comenzó a hacerse borrosa, veía una especie de marcas de colores, como las que aparecen cuando te rascas los ojos, y finalmente comenzó todo a volverse negro.


Tenia que pedir ayuda y para ello tendría que respirar. Con mi ultima chispa, antes de que mi visión se anulara por completo trate de arañar el piso; seria el dolor en mis uñas, pero algo funcionaba, me podía enfocar en ese dolor, comencé a darle puños al piso, y a forzarme a inhalar cuando mi mente percibía el dolor. Después de 3 veces pude ver la puerta, obligarme a levantar mi cuerpo y abalanzarme hacia afuera, donde había gente... Para mi suerte la chica que pasaba vio mi pálida cara, mis ojos llorosos, mi rostro mojado y preguntó: ¿Qué pasó? Antes de que pudiera responder la abracé y ella me retuvo, con unos leves golpecitos en la espalda me decía: "Tranquila" Y sentía su respiración, un referente de como debía ser la mía, y trate de seguirla, mientras le agarraba con fuerza, hasta llegar a la calma.


Se ha repetido... algunas veces desde entonces, pero esta vez suelo estar sola, y lo resuelvo acostándome y agarrando mis piernas, o cubriéndome con muchas cobijas, abrazando una almohada. Suelo batallar con mi respiración hasta que una de las dos gana. Cuando gano yo puedo inhalar profundo y exhalar largo para luego cambiar de posición y quedarme viendo o escuchando algo que me distraiga. Cuando gana ella voy perdiendo el aliento en mi cama hasta quedarme en un mal sueño, del cual regreso calmada, pero no descansada. Y espero al siguiente, y al que le sigue, y al que va tras de ese, y asi.... hasta que dure yo, o mi cuerpo, o mi respiración; hasta el que falle primero para no poder darle la bienvenida a los que vienen.

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